Si eres de los que “piensan” que las emociones te hacen feliz, no sabes lo equivocado que estás. La meta de ser feliz o tener tranquilidad, te trae infelicidad y no entenderás porqué ¿Quieres saber por qué? Te lo explico.
Uno de los grandes dilemas de la sociedad actual es la autorrelización básica de los seres. Esto ocurre al tener todas las necesidades básicas cubiertas, y necesitamos retos que nos permitan crecer. Sin embargo, todos los objetivos van al mismo destino, y una mala decisión puede hacer que nos perdamos en la vida. Es por eso, que tus sentimientos o emociones no te harán felices.
Si nos centramos en la meta final simplificada suele ser: “quiero ser feliz”, “quiero sentirme amado”, “quiero tener éxito”… y claro, no lo estamos planteando bien porqué las emociones son transitorias.
Cómo ser feliz.
En primer lugar, para entender porqué las emociones no pueden ser la base de nuestro objetivo. Porqué debemos poder materializarlo y hacerlo realidad, algo que sea tangible y no algo que sea un sueño o un anhelo.
¿Cómo ponernos objetivos?
- Tiene que tener una fecha. Valorar un calendario para saber la situación en la que nos encontramos.
- Debe tener un listado de pasos a seguir. Saber dónde queremos llegar, es crucial.
- Debemos actuar. Finalmente necesitamos actuar para conseguirlo, más allá de la planificación.
¿Por qué tus emociones no te harán feliz?
Las emociones no cumplen con los criterios que debemos tener en cuenta. Y las razones principales son:
- Las emociones no están plenamente bajo control.
- Las emociones no pueden construirse, no hay una ruta establecida para llegar a esa emoción.
Entonces, crear un sistema de acciones para ir hacía ellos, pero no podremos olvidarnos de las situaciones y ambientes que podemos tener. Por eso tenemos que tener los siguientes objetivos.
Optimismo.
Piensa en un futuro en el que consigues los objetivos que te propones, sin una manera concreta. Simplemente, llegarás al lugar de la manera más flexible y funcional.
La actitud es necesario un trabajo previo y un desarrollo constante. Si somos positivos, traeremos emociones positivas.
Gratitud.
Aprender a valorar lo bueno que nos rodea y tenemos, no hay nada más en la vida. Recordar que no tenemos derecho a nada, por nacimiento, y que todo lo que tenemos es algo que nos ayuda y nos protege.
Perseverancia.
Cuando estamos dispuesto a algo, no nos podemos dejar llevar solo por la motivación. Incluso en los momentos más duros, deberemos seguir levantándonos y seguir luchando por nuestro objetivo. Es duro, y es casi “ponernos” en modo automático a veces. Es tener una acción activa y sostenida.
Perdón, el peor de las emociones que no te harán feliz.
La vida es error y aprender. Si nos centramos y no nos perdonamos, no podremos avanzar en la vida y estaremos estancados, perdiendo flexibilidad y funcionalidad. Tener rencor u odio no genera más que más odio.
Inteligencia emocional y social.
Si quieres “sentirte amado” o disfrutar de vínculos reales, significativos y saludables es muy necesario. Está es una una emoción que no te hará feliz, pero te ayudará a tener vínculos afectivos con las personas que te rodean, muy necesario en los seres sociales. Además, esto nos ayudará a trabajar en nosotros mismos para conseguirlo.
Tus objetivos no son las emociones, sino tus puntos fuertes.
Cuando montas una empresa, o tienes la idea de cualquier proyecto solemos hacer un análisi DAFO. Con esto, podremos localizar nuestras actitudes, habilidades y destrezas que nos ayudarán a conseguir las tareas y acciones para mejorar nuestro bienestar y satifacción en la vida.
Lo más importante, a medida que hagamos más trabajo, mejores seremos en nuestro día a día. Es por eso, que crear pasos medibles y alcanzable es ideal, para entender como podemos conseguirlo y como estamos progresando.
En fin, que si pasamos de propósitos y metas a emociones para cambiar la perspectiva, podemos cambiar el futuro que tenemos para que tengas la vida que realmente deseas.
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